La vida de Frida Kahlo ha sido llevada a la pantalla grande
sólo en dos ocasiones: la primera vez en 1983, en la que Ofelia Medina encarna
a la gran Frida; y una segunda en 2002, mucho más conocida, dirigida por Julie
Taymor, donde Salma Hayek se pintó un bigote y se unió las cejas para
interpretar el papel protagonista. También existe un documental, “Frida
Kahlo-Art Documentary” (2009), producido por Art Haus Musik/Eila Hershon &
Roberto Guerra.
Desde su lecho de muerte, Frida Kahlo (1907-1954), la
gran pintora, recuerda su vida. Por su mente (y por la pantalla) desfilan
los personajes y situaciones más significativos de su atormentada existencia.
Así empieza “Frida, naturaleza viva” (1983), la primera película biográfica de
la pintora mexicana, dirigida por Paul Leduc. Este director nació en la ciudad
de México el 11 de marzo de 1911. Dirigió varios cortometrajes con motivo de
las Olimpiadas en 1968 y después se dedicó al cine documental. Entre sus
trabajos están: “Reed México Insurgente” (1970) y “Etnocidio: Notas sobre el
Mezquital” (1976).
Narrada de una forma poética y rica en imágenes, muestra
pasajes de la vida de esta mujer desde su infancia hasta su muerte, pasando por
su relación con su padre Guillermo Kahlo, su marido Diego Rivera, León Trotsky
o el pintor David Alfaro Siqueiros. Sus relaciones bisexuales, su intimidad, la
relación con su hermana Cristina, entre otros momentos destacados de la pintora
latinoamericana más famosa y cotizada del mundo
“Frida, naturaleza viva” es una película que se rodó
con bajo presupuesto pero logra narrar poéticamente el México durante y
después de la revolución. La mayoría de escenas fueron filmadas en el interior
de la Casa Azul (Museo Frida Kahlo), mas la película empieza con un flashback en
el Palacio de Bellas Artes cuando el cuerpo de Kahlo está siendo velado bajo la
bandera comunista. El ritmo es muy lento, lo que nos invita a la reflexión, y
la producción es artesanal; es decir, no se vale de efectos especiales para
contar la historia, sino que apela a la imagen artística como recurso primario.
El guión no es extenso; los diálogos están cargados de la ideología política de
los muralistas y los silencios son para Leduc otra manera de expresar la
soledad y la angustia. Una de las escenas más memorables es la del accidente de
1925 que dejó condenada la salud de Kahlo: el pasamanos del tranvía la atravesó
de arriba a abajo y la gente la llevó a una mesa de billar para sacárselo;
durante el grito pavoroso se escuchó la sirena de la ambulancia. Las escenas
ofrecen detalles íntimos de la vida de Kahlo como la atención médica que
recibía a diario en casa, el consumo de morfina, la dependencia a las
enfermeras y a su hermana menor, Cristina.
La actriz que interpreta a Frida, Ofelia Medina, además de
tener un parecido excepcional con la artista, la presenta con verosimilitud y
sensibilidad, recreando con fidelidad su creatividad sin límites, sus risas y
sus terribles dolores, sus pinturas y sus convicciones políticas.
Es una película seria, responsable, sin efectismos, rica en
detalles, que acerca sobre todo a la intimidad de la artista, a sus
pensamientos y sufrimientos, a su fuerza pictórica, a sus relaciones con
quienes le rodeaban y a la cultura mexicana a la que pertenecía y reivindicaba
allí donde iba.
Obtuvo 17 premios en México y en varios países. En México
obtuvo el Premio Ariel a la mejor película, mejor director, mejor actriz,
mejor montaje, mejor fotografía, mejor ambientación, mejor actriz de reparto,
mejor actor de reparto y mejor guión original. También ganó
diversos premios en los Festivales de Cine de Bogotá, de La Habana, de Estambul
y en los premios ACE.
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